Del ridículo no se vuelve: el drama de la oposición venezolana - Enfoques

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30 dic 2024

Del ridículo no se vuelve: el drama de la oposición venezolana


Con información de Fuser News

Con rosarios, bailoterapias y conciertos, las variopintas “estrategias no violentas” del antichavismo rayan en lo grotesco y estrafalario.

“Se vuelve de cualquier lugar, menos del ridículo” es una frase atribuida al expresidente de Argentina Juan Domingo Perón, que describe a la perfección el devenir de la oposición radical en Venezuela durante más de dos décadas.

Desde “Pedro el Breve”, el suicidio del paro petrolero, las vírgenes en la Plaza Francia de Altamira, pasando por las “firmas planas” de 2004, llamados a la abstención, las manitas blancas y traseros al aire, además de rosarios, bailoterapias y conciertos, las variopintas “estrategias no violentas” del antichavismo rayan en lo grotesco y estrafalario.

Este año no ha sido la excepción, y el extremismo radical enfiló nuevamente sus gastadas baterías contra el presidente Nicolás Maduro, reelecto el pasado 28 de julio derrotando al candidato Edmundo González Urrutia, quien huyó a España un mes después para evitar ser apresado por su responsabilidad en los hechos de violencia postelectoral.

A continuación, presentamos algunos de los escándalos que marcaron el “annus horribilis” de la oposición dentro y fuera de Venezuela.

La otra Corina


Hasta el último momento, María Corina Machado insistió en erigirse como candidata unitaria para la contienda presidencial, pese a estar inhabilitada desde 2015. “Sin mí no hay elecciones”, dijo, en una muestra de arrogancia y escasa vocación democrática.

En marzo de este año, la exdiputada salió al ruedo electoral con una académica octogenaria de tendencia liberal hasta entonces desconocida: Corina Yoris Villasana, quien fue anunciada con bombos y platillos como aspirante de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), pero se quedó “vestida y alborotada” al no contar con el apoyo de la organización extremista Vente Venezuela, liderada por Machado.

El “candidato afiche”


En abril, el ala radical se decantó por Edmundo González Urrutia, un diplomático de 76 años sin carisma ni arrastre popular, pero con algunos esqueletos en el clóset que datan de su época como ficha de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la embajada de Venezuela, donde trabajó con el entonces embajador Leopoldo Castillo, alias “El Matacuras”.

La inhabilitada tomó la batuta de la campaña, y las escasas alocuciones de González fueron poco menos que grises, mostrándose vacilante, con mirada perdida y en absoluto estado de sumisión ante su jefa. Sus propios votantes lo asumieron desde el inicio: no era Yoris ni Edmundo, sino María Corina quien movía los hilos con la bendición de Washington.