Al menos dos de las personas fallecidas en los incendios forestales en el sur de California murieron intentando proteger los hogares en que habían vivido durante décadas, mientras que otra víctima murió al quedarse en casa con su hijo, quien sufría una parálisis cerebral y no pudo evacuar, reportó Telemundo.
Hasta el momento se sabe que 11 personas han muerto en la zona de Los Ángeles tras los destructivos incendios avivados por la sequía y los fuertes vientos que estallaron el martes. Miles de estructuras han quedado destruidas y unas 180,000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
Las autoridades han dicho que se desconoce el número real de víctimas mortales porque los incendios siguen borrando del mapa vecindarios enteros.