¿A quién le sirve Brasil dándole la espalda a Venezuela? - Enfoques

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25 oct 2024

¿A quién le sirve Brasil dándole la espalda a Venezuela?



"Una capitulación vergonzosa del gobierno, que por miedo a los días de las guerras mundiales, opta por entregar a los venezolanos a los leones del imperialismo".

En una declaración que representa un nuevo giro a la derecha en la política exterior del gobierno Lula, el asesor especial Celso Amorim afirmó: “No defiendo la entrada de Venezuela. Creo que hay que ir despacio. No tiene sentido llenarlo de países, de lo contrario pronto se creará un nuevo G-77”, señala Fuser News.

En lugar de fortalecer alianzas con regímenes nacionalistas que han resistido la presión internacional, el gobierno brasileño capituló vergonzosamente, reforzando la política de aislamiento contra uno de sus aliados históricos más importantes, una política que Amorim reforzó aún más al declarar:

“Hay que estudiar muy bien la entrada de nuevos países. Necesita países que puedan contribuir. Tener una concepción estratégica de las admisiones. Recuerde que el mundo está experimentando días de guerras con el potencial de convertirse en guerras mundiales. Por tanto, los criterios de admisión son más importantes que el propio país”.

Sin embargo, al utilizar la amenaza de una guerra mundial como justificación, la canciller no hace más que reforzar la debilidad y el miedo que han guiado la política exterior del gobierno Lula. Precisamente debido a los días de guerra, con el riesgo creciente de una conflagración global de grandes proporciones, se debe apoyar firmemente a regímenes como el régimen bolivariano de Nicolás Maduro, ya que están en contradicción con el imperialismo.

El gobierno de Lula, que ya había dado signos de debilidad en otros momentos, parece ahora decidido a darle la espalda a Venezuela, un país que, a pesar de todas las dificultades, ha resistido las presiones estadounidenses y ha mantenido una postura de apoyo a los movimientos progresistas de América Latina. .

Las consecuencias de esta política exterior guiada por la cobardía son claras: el pueblo venezolano, ya aplastado por embargos y sometido a una crisis económica por decisiones políticas estadounidenses, tendrá que enfrentarse solo a la maquinaria de guerra imperialista.

El gobierno brasileño, al abandonar el régimen bolivariano, también pone en riesgo la soberanía de todos los pueblos latinoamericanos, incluido el propio Brasil. América Latina en su conjunto será más vulnerable a las intervenciones militares y económicas de Estados Unidos, cuyo objetivo es siempre el mismo: el dominio y la explotación total de los recursos naturales y humanos de la región.

Al rechazar el ingreso de Venezuela a los BRICS, el gobierno de Lula no sólo aísla a uno de sus principales aliados, sino que también pone en duda el fortalecimiento del bloque como contrapeso al imperialismo.

La política exterior brasileña, en lugar de avanzar hacia una integración más sólida entre naciones que resisten la hegemonía estadounidense, cede ante el miedo y la presión externa. Al final, Brasil, que ya debería estar liderando un movimiento de resistencia antiimperialista en el subcontinente, se convierte en una pieza más en el tablero del imperialismo, a costa de la soberanía y la dignidad de los pueblos oprimidos.